Portero y brasileño eran dos términos que históricamente nunca han casado bien. Sin embargo, desde hace unos años ha irrumpido con fuerza una hornada de guardametas dispuestos a desterrar para siempre el mito de que la "verdeamarelha" tiene un puesto maldito en la portería.
El país del "jogo bonito nunca ha necesitado fabricar porteros. La calidad de los jugadores que salían de mitad de campo hacia delante era aval suficiente para acumular Copas del Mundo y exportar figuras de primer nivel al fútbol europeo.
Años atrás consideraban que los porteros brasileños que disputaban las grandes competiciones con su selección, que eran muy flojos y no muy buenos.
Hasta hace unos años resultaba impensabel que un equipo de primer orden europeo buscara un guardameta brasileño para construir su equipo. Lo que sonaba a utopía ahora se ha convertido en toda una realidad. De hecho cada vez son más los conjuntos del viejo continente que viajan a Brasil en busca de un meta.
De esta modo, podemos reconocer a poteros con identidad brasileña en grandes equipos de Europa como es el caso de Doni y Julio César. Ambos en Italia el primero en las filas de la Roma y el segundo en las filas del Inter de Milán.
En la Premier también hay presencia de mucho jugador brasileños, pero en especial está Gomes en el ex equipo de Juande Ramos, el Tottenham Hotspur, aunque está un peldaño por debajo de Doni y Julio César, se muestra sobrio y seguro.
Pero quizás los guantes que más llaman la atención en el país de la samba sean los que se encuentran en la costa levantina de España. Los jóvenes Diego Alves y Renan, ambos de 23 años, grarantizan el relevo generacional a la vez que constituyen un síntoma de que en el fútbol brasileño empiezan a preocuparse por la formación de sus porteros.
En cuanto a Alves fue una de las revelaciones del campeonato pasado en nuestra liga, ya que consiguió mantener imbatida su portería 677 minutos.
Por otro lado, el que fuera su entrenador Unai Emery, se ha llevado a su actual equipo a Renan quien no ha tardado en dar muestras de su seguridad bajo los palos.
El puesto de portero en el país de la samba ha dejado de ser maldito.